Si algo define la obra de Santiago Serrano es, seguramente, la extraordinaria tenacidad con la que ha desplegado en el tiempo las fórmulas para mantener vigente un modo de la pintura sustentado en lo más austero de la presencia de lo pictórico, enlazándolo, paradójicamente, con una sensualidad, tan creciente como nada voluptuosa, del color y los materiales,…